Me visto de seria. Hoy voy a no decirle nada a una amiga que ayer ha perdido a su padre, no me salen las palabras. Voy a darle un abrazo, de esos que uso muy poco, de los que hablan por mí y transmiten cosas que ni yo misma se decir.

En unos días, me vestiré de primavera, con la ropa adecuada para recibir a un nuevo miembro del clan. Iré a dar otro abrazo, de esos que no paran de decir cosas, a una amiga que espera una niña.

Últimamente, tengo la impresión de vestirme demasiadas veces para despedir a seres queridos de amigos queridos y para dar la bienvenida a seres queridos de amigos queridos.

Y me da a mí, que esto no es más que el principio. Me da, que tengo una década por delante en la cual, nuestros mayores dejan de serlo para pertenecer a otro plano de edad indefinida e infinita y mis iguales, llevados por las prisas de los años, deciden generar reemplazos vitales a los anteriores.

Me subí (sin desearlo) hace un tiempo, en una noria emocional, que para de vez en cuando. A veces me pilla arriba, desde donde la vida, el mundo que nos rodea, se ve muy bien, donde se puede respirar mejor y entonces recibo la llegada de alguien nuevo. A veces me pilla abajo, desde donde sólo puedo ver los barrotes que delimitan la entrada para subir y una larga fila de gente que espera y entonces me despido de alguien.

Esta noria me marea mucho, pero a los cuarenta una no puede bajarse de ella.

O.P.E.